EL PARTO EN EL AGUA
Para las mujeres que lo han probado, el parto en el
agua es como una epidural natural. El agua funciona como un relajante y
disminuye las tensiones. Sin embargo sólo está indicado para los casos de bajo
riesgo, es poco recomendable que se haga en casa sin ayuda de un médico.
Es una forma natural y primitiva de dar a luz. Aunque siempre
debe primar la seguridad y la salud de la madre y del bebé. Si se hace en casa,
en caso de riesgo no se puede llevar rápidamente a la mujer y al niño al
quirófano, por lo que el peligro es mayor. Hay hospitales que cuentan con
bañeras de parto en lugares cálidos. La temperatura del agua debe ser de unos
treinta y siete grados ya que es la temperatura del organismo humano. Además a
esta temperatura los músculos se relajan y favorece la dilatación sin dolor. La
anestesia en este método brilla por su ausencia, ya que el agua cumple sus
funciones.
Para el bebé su primer contacto con el mundo exterior
es más relajado. Las cosas van llegando poco a poco. Primero el sonido, la luz,
el contacto, luego la temperatura… Se va adaptando con más tranquilidad a lo
que le rodea. El parto en el agua favorece la transición del bebé del líquido
amniótico al exterior.
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