martes, 31 de julio de 2012

EL AGUA


Los recién nacidos tienen muchos reflejos que favorecen su desarrollo en el medio en el que se desenvuelven.  El agua ayuda es un elemento que está presente en el bebé desde antes de su nacimiento. Tiene muchas cualidades que enriquecen al niño.

Los niños no pueden nadar hasta los cuatro o cinco años, pero antes pueden hacer una natación para bebés o matronatación.

Los beneficios que aporta la natación a los bebés son:

·    Ayuda al sistema inmunológico.

·    Aumenta el coeficiente intelectual: el agua estimula la capacidad de juego del bebé, que a su vez favorece el aprendizaje futuro. Un estudio afirma que los niños que han hecho natación en los dos primeros años de vida tienen una mayor percepción del mundo. Esto aumenta su capacidad creativa.

·    Desarrollo psicomotor: los bebés que no andan ven el agua como un medio en el cual moverse con mayor libertad. De este modo su coordinación será mayor.

·    Fortalece el sistema cardiorespiratorio: el corazón y los pulmones se hacen más fuertes gracias al trabajo respiratorio que se hace en el agua.

·    Mejora la relación con los padres: el bebé vive experiencias con sus padres y son estas las que les unen.

·    Favorece la socialización: el niño está con otros niños mientras hacen estas actividades. Por lo que éste podrá mantener relaciones personales con los demás y se integrará en grupos.

·    Desarrolla las habilidades vitales de supervivencia.

·    Ayuda al bebé a relajarse y a sentirse más seguro.


Hay que preparar al bebé para la natación desde que son recién nacidos. El bebé ha de estar familiarizado con el agua. El agua óptima para la natación es de 32 grados, pero los primeros baños del bebé deben ser a una mayor temperatura. Luego habrá que reducir la temperatura gradualmente, para que no altere su bienestar.

Una buena opción es bañarte con el bebé, sin embargo tiene que haber otra persona que ayude al bebé cuando entres y salgas de la bañera. El bebé debe sentirse seguro y el contacto corporal ayuda mucho. Puede que al principio no le guste pero al poco tiempo se sentirá mejor y pataleará.

Hay que esperar a los tres o cuatro meses de vida del bebé para llevarle a la piscina. Muchas escuelas de natación no aceptan a los menores de seis meses, pero es porque sus instalaciones no son las adecuadas y puede que el agua esté demasiado fría para esa edad. En todo caso, es mejor que vaya antes de los ocho o nueve meses de edad, porque a partir de entonces se pierden algunos reflejos innatos. Los bebés menores de un año se adaptan mejor al agua y no le tienen miedo.

Es importante que la natación no influya en la rutina del bebé, que debe mantener sus horas de sueño y comida. Además hay que controlar el tiempo que está en el agua. Las primeras veces será poco tiempo. Luego podrán aumentarse hasta los veinte minutos.

¿Qué condiciones debe cumplir la piscina?

El agua debe estar a unos 32 grados aproximadamente y su nivel de cloro debe oscilar entre el 0,5 y el 0,6 por ciento.

La piscina tiene que ser cubierta y climatizada, aparte de cumplir con todos los requisitos higiénicos y sanitarios. Los vestuarios deben cumplir esas mismas condiciones.

La piscina de los pequeños deben utilizarla sólo ellos. Y hay que evitar los horarios en los que haya mucha gente ya que el ruido puede asustar al niño.


No es necesario que el niño aprenda muchas cosas, como a flotar. Lo que es necesario es que no tenga miedo al agua y que lo vea como algo lúdico. Por lo que no hay que presionarle ni hacer que todo vaya más deprisa. Si la experiencia le resulta traumática afectará al niño de por vida, así que hay que conseguir que el bebé esté relajado y tenga confianza.

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