Cuando todavía no hay niños en casa la mascota suele
ser el centro de atención de la pareja y se siente el rey de la casa. Con la
llegada de un bebé la mascota puede sentir celos y sentir rechazo hacia el
nuevo inquilino. Los padres deben introducir al bebé sin excluir a los animales
de compañía. Así en vez de verlos como un intruso y ser un riesgo para el bebé
puede aportar una buena relación.
Antes de que llegue el bebé hay que hacer los cambios
necesarios para su instalación. De este modo la mascota no asociará los cambios
con la llegada del bebé. Además la madre tiene que intentar pasar menos tiempo
con él porque cuando el bebé nazca no se va a poder ocupar tanto tiempo de la
mascota como antes y podría sentirse excluido.
Hay que dejar que el animal se familiarice con los
muebles nuevos destinados al bebé. Los verá como parte de su hábitat.
Una buena opción es invitar a amigos que tengan niños
pequeños a casa. Así la mascota se va acostumbrando a su presencia, al trato de
estos, a sus ruidos, a sus olores, a sus juguetes, etc.
Cuando llegue el bebé es importante dejar que el
animal se acerque a conocerlo. Pero tiene que ser en buenas condiciones de
tranquilidad, que no le vea como una amenaza. Hay que dejarle curiosear el
tiempo que sea necesario, sin que se asuste. También se le puede premiar con
golosinas para que le asocie con cosas buenas.
Hay que aprovechar el tiempo que está dormido el bebé
para pasarlo con la mascota para que no se sienta desplazado ni celoso.
Cuando el bebé llore hay que tranquilizar al animal,
ya que es un ruido que va a suceder constantemente y tiene que adaptarse a él y
estar relajado.
Hay que evitar cambiar las rutinas con el animal. Pero
si fuera necesario habría que anticiparlo y cambiarlas antes de la llegada del
bebé, para que no sienta rechazo hacia él.
Cuando el niño crezca y empiece a moverse más
libremente por la casa hay que enseñarle a comportarse con la mascota. No debe
molestarle mientras duerme o mientras come, no debe hacerle daño, etc. No es recomendable
dejar a la mascota y al bebé solos sin la supervisión de algún adulto.
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